Revista Independiente "Imaginario" (May, 2001)


Lo que quedó del Buenos Aires III Festival Internacional de Cine Independiente.

Una reflexión....

Con gran éxito de público el mes pasado finalizó uno de los festivales más importantes del mundo en materia de producción independiente. De alguna manera esta tercer edición nos permite deducir un posible crecimiento de la estética de “independiente”, frente al ya instalado y reconocido poderío hollywoodense.

Esta realidad aumenta las oportunidades para aquellos artistas que desde una visión más profunda y personal intentan plasmar en la imagen movimiento una estética diferente, que lucha y convive con la estética del serial y la industria cultural de la repetición, que domina y consume los recursos de la producción mundial.

Desde la primer edición, en 1999, la gran participación de publico logró que más salas arriesguen en su programación la proyección de este tipo de cine. Este dato puede resultar interesante si se considera que la producción nacional, solo es posible a través de obras de carácter “independiente”, debido al escaso presupuesto que reúnen para su financiación. En este sentido se crearía un circuito de distribución que encaja directamente con nuestro estilo de producción, ampliando la cadena de exhibición y posibilitando una reactivación “industrial”. Este tipo de eventos permiten que el cine local se muestre e introduzca en el mercado extranjero y que espectadores y cineastas argentinos se nutran de todo el panorama del cine independiente contemporáneo.

Con este marco de referencia la Ciudad de Buenos Aires vivió diez días a puro cine. Más de 200 películas de todo el mundo se hicieron lugar en las salas del Hoyts General Cinema del Abasto, la sala Leopoldo Lugones del T.G.S.M., y los cines Lorca, Lorange y Cosmos. Un gran porcentaje correspondió a producciones asiáticas y europeas y en menor cantidad al cine norteamericano y latinoamericano.

Si bien, en términos de cantidad, fue amplia la producción local, sumando largometrajes y cortos, muy pocos films quedaron en la memoria colectiva del gran público, de cineastas y de productores extranjeros. Esto provoca la necesidad de reflexionar un poco sobre nuestro cine. ¿Sobre qué base nuestro cine, nuestros temas, nuestras problemáticas se construyen e intervienen en el imaginario colectivo nacional e internacional?, ¿Cuál es el alcance mundial de la temática de nuestro cine?. ¿ Es correcto el camino que productores y directores se han propuesto para encarar el devenir de la producción nacional?. ¿Es un cine que nos represente fielmente como un país diferente, que sostenga y revalide aquella larga trayectoria de sólida identidad que tuvimos desde comienzos de siglo frente a la producción mundial?. ¿Revela un compromiso sociocultural en la imagen proyectada?. ¿Es posible un desarrollo industrial de nuestro cine, cuando las autoridades de turno, año tras año recortan el presupuesto que por ley le corresponde al INCAA?.

Estos interrogantes no tienen otro fin que problematizar la idea de producción cuantitativa frente a la producción cualitatva y la capitalización de los pocos recursos existentes, en pos de mejorar y aumentar el prestigio y la calidad de nuestro cine. El objetivo final es lograr que los profesionales que en él trabajamos, podamos vernos representados en nuestra producción nacional. Siempre seremos nosotros, los profesionales del medio y los argentinos en general, los responsables de revertir esta situación. Si faltan créditos debemos aprovechar las pocas producciones que se hagan en pos de sostener un ideal claro, preciso y contundente, que nos consolide en el exterior como una nación que apoya y nutre las actividades culturales, por ser éstas el reflejo de la identidad nacional, promoviendo la difusión y producción de obras que refuercen un sentido de coherencia.

El festival ya quedó atrás, solo resta esperar que en los próximos años, desde nosotros y las autoridades nacionales, ante un evento internacional, aumente la calidad técnica y artística de nuestra producción para que podamos mostrarnos como realmente somos: un pueblo que siempre y pese a todo, está lleno de ideas, sueños y esperanzas, la materia prima del cine mismo en cuanto lenguaje y de nuestro cine. Hagamos valer nuestro capital, entre nosotros y ante el mundo.

Ariel A. Fathala

arielfathala@hotmail.com

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