Balance 2005

Algunas reflexiones sobre un año que lucha por ser parte de nuestra historia

Una vez más, y siendo fiel a una conducta que adopté hace ya un par de años, me encuentro otra vez con un cierre de año y me resulta muy difícil resistir la tentación de encarar un nuevo balance.
Porque los siento parte de mi vida, porque con cada uno de ustedes he compartido en mayor o menor grado muchas de las vivencias, con las cuales se ha empapado mi espíritu y con las que aún hoy sigo forjando mi caracter, porque siento la necesidad de compartir con ustedes una nueva reflexión... he aquí este pensamiento en vos alta:

Mucho se dice y se seguirá diciendo sobre los cierres año, no es mi intención recordárselos ni mucho menos ocupar espacio en sus vidas con algo repetido y bien conocido. Lo que sí quiero y me resulta interesante, es tratar de ver y analizar el poder que tiene, si uno quisiera, el final de un ciclo; cuando lo que se busca es cerrar con él una serie de costumbres y si lo que se necesita es empezar de cero otra vez.

Así llégo a este 2006. El 2005 fue para mí, un año donde pasé por innumerables situaciones diversas, donde se han expuesto a la espera de una determinación, la mayoría de mis pensamientos más profundos. Casi en todo momento me he tenido que replantear varias cosas y reacomodar más de una vez toda mi estructura de razonamiento. Si se me permite una analogía, podría decir que fue el año donde adquirí un espacio para hacerlo biblioteca y donde no han parado de entrar libros de toda clase y género, sin darme tiempo a clasificar, catalogar y ordenar, con todo el desbarajuste que ello impica. Y paradojicamente he pasado también, por todos los estados contrarios, por lo que al momento de sentarse para hacer una síntesis, la contradicción y la incomodidad son los conceptos dominantes para cada una de las ideas.

Llego a este nuevo diciembre, gracias a Dios, con nuevos y renovados aires, donde todo lo vivido, bueno y malo, me sirvió en enorme medida para ennriquecer un poco más mi vida. Todo influyó con resultados extremos en mi manera de proceder y en la manera que espero encarar este nuevo año.

Y luego de este monólogo, quiero llegar a exponer una reflexión, que servirá para seguir desarrollando y filosofando, hasta que las neuronas digan basta.

Estoy cada día más convencido de que cada uno de nosotros tiene un poder enorme de construir para su vida y su entorno un mundo mejor, más equilibrado, más sereno, más espontáneo, más sentido.
¿Nunca se les ocurrió pensar que distinto sería todo si todos los fines de año uno hiciera un balance de todo lo hecho en el año y adoptase como regla universal para el nuevo ciclo, dejar de hacer todo lo malo que hizo y hacer por demás todo lo bueno que supo hacer, agregándole todo lo bueno que pudo aprender de otro?.
Como cambiaría la rutina diaria, si uno pudiera despertarse todos los días con el mismo espíritu que generan las fiestas. Que lindo sería, imaginarse aunque solo dure un instante esa ilusión, si uno pudiera encarar la vida, sin hacerse mala sangre por aquello que nunca sale como uno quiere, que sencillo sería tomar esas dificultades como un bien necesario, como algo que aparece para sacar lo mejor de cada uno de nosotros.
No está de más recordar que por lo general las mayores enseñanzas las sacamos de nuestros peores errores. Si tomaramos esto como formula podríamos decir, que todo lo malo nos enseña aún más, dando como resultado una vida más pura, más "vivida", más sentida, más aprovechada. Es un poco delirante, pero no por ello menos cierto.
En fin, podría escribir mil horas más, pero no quiero agotarlos más, ni hacer de esto una lectura interminable.
Lejos de ser un soñador y un idealista irremediable, que de hecho soy en gran medida ambas, creo tener los pies sobre la tierra y estoy seguro que lo que aquí expuse no pertenece a ningún libro de ficción.
Siempre se puede estar un poco mejor, en todos los planos de nuestras vidas, a veces más, y otras menos, pero siempre se puede tener una actitud hacia adelante, de aprender, de completarse aún más como seres humanos.

Lo bueno y sencillo, de todo esto, es que nadie nos dice cuando y cómo.
Nosotros somos los únicos responsables y autores de nuestra vida. Estará en cada uno el saber elegir la pluma adecuada para escribir cada una de las líneas que formaran nuestra vida.

Será nuestra tarea, ver en que género queremos inscribir luego, el resultado de nuestra historia.

Un abrazo grande a todos y feliz 2006

Ariel A. Fathala

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