Escritos y Reflexiones recibiendo el 2009

Deseos de instantes maravillosos

Muchas veces se llega a fin de año y florece en el espíritu de todos los mejores deseos de paz y felicidad.

Para mí la experiencia misma de esa sensación es maravillosa, única y difícilmente irrepetible. Son fechas donde por pequeños momentos nos tomamos el derecho de desconectarnos parcialmente de la vorágine que arrastramos todos los días y la que sin querer, nos devora lentamente a lo largo de doce meses, como si fuéramos el plato delicioso que se degusta y saborea de a poco.

Ese momento en que nos desconectamos de todo y nos olvidamos de las cosas que vivimos en el año y sólo dejamos lugar para empezar a re-vivir en nuestra imaginación lo nuevo. Lo que está por venir. Ese lapso temporal donde nuestra cabeza cambia el chip del año que se va por el que llega, es sólo un instante, una fracción de segundo.

Podríamos imaginarnos que estamos en la largada de nuestra mejor carrera, esperando el disparo que anuncia la salida, y de golpe sucede. El instante llegó y nuestro nuevo año empezó a correr. Empezamos a delinear nuevas metas, etc. Es una carrera que corremos contra nosotros mismos y que año tras año dedicamos los mayores esfuerzos en pos de mejorar nuestra performance anterior.

Son días festivos donde se siente en el aire y en el ánimo de la gran mayoría, un espíritu de hermandad, donde todos son amables y donde todos corren haciendo cosas preocupándose por llevar algo a su mesa familiar. Es también el momento donde los que no tienen techo, se encuentran casi sin querer con una realidad que los consume. Es un cambio de almanaque, de agenda, de proyectos. Parece ser sólo un año más.

El 31 de Diciembre es un día de encuentros durante todo el día, pero específicamente a las 00Hs, estalla para todos la ilusión de una nueva esperanza. Todo el mundo se pone de acuerdo y mira al cielo en ese momento. Cada uno se conecta con su propio ser en esa mirada. Algunos le hablan a Dios y otros aprovechan también para mirar nuevamente los ojos del ser que ya no tienen a su lado para abrazarlo.

Esa mirada, esa ilusión, ese segundo, es maravilloso.

En ese momento casi como si fuera una devolución divina, empiezan a llover luces, estelas, sonidos, empapándonos de alegría y regocijo.

Ojalá que podamos convertir más días de nuestras vidas en 31 de Diciembre.

Ojalá que podamos encontrarnos más veces con nosotros mismos.

Ojalá que podamos convertir cada brindis, en un brindis universal deseando paz y esperanza para todos.

Ese es mi deseo para vos, tu familia, tu pareja, tus amigos, tus hijos.

Ojalá que el 2009 te sorprenda y te bañe de momentos maravillosos.

Ojalá que cada vez que mires al cielo, sea en la noche que sea, las estrellas te puedan devolver esa mirada que te dio aquel 31 de diciembre a las 00Hs.

Ojalá que poco a poco podamos hacer, desde nuestro pequeño lugar, un mundo mejor para todos.

Hoy está naciendo una nueva generación y deberíamos prepararle el camino. Tratemos de que sea, por lo menos, un poquito más lindo que el que tuvimos nosotros cuando nos toco dar el primer paso.

Los quiero mucho.

Hoy mi corazón vuelve a abrirse lentamente y lo pondré en la mesa de fin de año donde velará en alza, junto con la copa del brindis, el instante maravilloso de las 00hs del nuevo año. Lo dejaré latir para que él mismo envíe sus sonidos, a cada unos de ustedes. Y con el alma y los sueños bien arriba me entregaré a ese baño de luz divino que año a año, me preparan los Dioses y los seres que amo que hoy habitan el cielo.

Será para mí una nueva bendición. Un nuevo comienzo.

Un futuro devenir.

Ariel Fathala

Diciembre 2008

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