Lo que el humo nos dejó

Lo que el humo nos dejó.

Palabras de un ciudadano como cualquier otro.

Mucho se ha dicho y escrito sobre la ya casi popular nube de humo, que dominó los aires de los argentinos hace ya unos cuantos días.

Siempre me interesó la dinámica del día a día y ver cómo ella participa activamente de la vida cotidiana. Uno encara todos los días casi de la misma forma y comparte su vida con mucha gente, es decir, se relaciona. Esa interacción con el otro, nos enriquece espiritual y humanamente, y es uno el que elige tomar lo que nos gusta del otro y elige por suerte también “no” tomar lo que no queremos para nuestra vida. En ese juego dialéctico, que se construye a partir del dar y recibir, proyectamos nuestros deseos, pensamientos, acciones, sentimientos, etc.; y en ese proceso vamos edificando y modelando nuestro camino. Nuestro proyecto de vida.

Diariamente definimos nuestra historia, eligiendo que hacer y que no, diciendo ó no lo que pensamos, lo que sentimos, y el ¿cómo, cuando y porqué?, también lo elegimos nosotros. Eso creo es lo más importante que tenemos como raza humana. Forjamos y construimos nuestro camino todos los días.

En ese juego de elecciones, también evaluamos el conocimiento de nosotros mismos, definimos qué rol queremos jugar, ya sea en la pareja, en el trabajo, en un grupo ó sencillamente en la sociedad que construimos entre todos. Uno mismo es el que define el tipo de vida que quiere, y en ese “tipo de vida” existe también un entorno; no estamos solos en el mundo. Y cabe preguntarse: ¿ese entorno quién lo define?.

Aunque muchas veces elijamos cerrar los ojos y dejamos que las cosas pasen, no olvidemos que esas decisiones también construyen, aunque no queramos verlo, nuestro contexto. Uno escribe al mismo tiempo su camino y su entorno.

Es por eso que me cuestiono: ¿Cómo en una sociedad que lucha desde hace décadas por tener una vida mejor, que se ha levantado luego de caerse una y mil veces, que ha luchado siempre que lo creyó necesario, permite que un pequeño grupo borre en una sola acción tanto esfuerzo?. ¿Qué le pasa a una sociedad cuando de sus propias raíces nacen pequeños focos contaminantes?. ¿Cómo puede ser que al año 2008 (¡ojo!, son ocho años pasados el 2000, ¿se acuerdan lo que creíamos sería el 2000?, el futuro), una pequeña pelea de poderes, pueda contaminar los aires de todos los Argentinos?. ¿Qué tipo de hipnosis tenemos para permitir que una ciudad tan hermosa como la que tenemos se pudra lentamente por las decisiones de unos pocos?. ¿Tán fuertes son los poderosos, los corruptos, los impune, los inconscientes, para contrarrestar a otro grupo muchas veces mayor, de trabajadores, honestos y luchadores?.

La verdad que no lo puedo creer.

Estoy indignado por ver cómo las cosas nos pasan como si les pasara a otros, como vivimos como zombies sin inmutarnos nada más que nuestra propia vida. ¿Cuando llegará el día en que tomemos consciencia que de nosotros mismos depende nuestro futuro y el de nuestros hijos?. En cada acción, en cada palabra, cada mirada, cada elección que hacemos diariamente, por pequeña que sea, construye nuestra vida y la de los otros. Seamos entonces responsables de elegir para todos lo que haríamos para uno mismo. Difícilmente suceda que ese pequeño grupo nos arregle las vidas, pero fácilmente nosotros sí podemos cambiar nuestra realidad. ¿Qué esperamos?.

Desde un pequeño lugar en el mundo, y con el respeto y humildad que la situación merece, invito a todos a reflexionar y tomar acción por construir la sociedad que soñamos y por la que mucha gente invirtió su vida.

Yo, ya elegí.

Ariel Alejandro Fathala (25-4-08).

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